Los bocazas de la revolución.
Anne Archos
date. Enero 2022
ville. Desconocida.
(Derek Jarman, El espíritu del mundo 1981)
Tenemos el placer de traducir el texto escrito para Expreso Nova de Anne Archos Les Grand Gueules de la révolution.
¿qué significa una casa donde todos duermen y por qué los dormidos dicen de sí mismos que no tienen espíritu?
Javier Bello, Las jaulas.
Lo bueno de este siglo en crisis perpetua ha sido el despertar de los dormidos. Pero también de todos los que estaban emboscados, con los miembros entumecidos de esperar y predicar en lo alto de su columna teórica la revolución que vendrá. A muchos de estos Simones del desierto la coyuntura ha terminado por venirles demasiado grande. Porque una cosa es pasarse media vida predicando la revolución a venir, y otra, cuando los procesos se ponen en marcha lentamente, torpemente y a tientas como toda trayectoria en su comienzo -y evidentemente bajo una forma no esperada-, a muchos bocazas de la revolución les ha cogido con los pantalones bajados.
Como el replicante de Blade Runner podré decir que he visto sexagenarios que pasaron sus vidas votando al partido socialista batiéndose el cobre contra un ejército de antidisturbios en el Arco del Triunfo en París y llevarlos hasta la retirada, mientras que los ya canosos enfants terribles de la revolución les reprochaban y aleccionaban del peligro de mezclarse en el campo de batalla con aquellos que no eran de nuestro bando. Aunque seamos serios, esto siempre fue el problema de los intelectuales de la revolución - o de los intelectuales en general-, cuando las cosas se ponen feas tienden a desparecer para solo volver sobre las ruinas, e intentar comprender lo que sucedió… si pueden.
He visto gente que no sabía ni una palabra de marxismo, cajeras de supermercado, limpiadoras del hogar, jubilados, vendedores de zapatos, parados, enfermeras y doctores -pocos estos últimos-… hacerse presentes, tomar las rotondas, organizarse, dejar sus trabajos más tarde cuando la crueldad capitalista se travistió en tortura sanitaria y rechazaron renunciar a la soberanía de su propio cuerpo y perder por ello sustento y sueldo. Mientras, los garibaldis de Twitter los acusaban de negacionistas y defecaban tediosas líneas sobre qué cojones es el complotismo y tutti cuanti y lo cojonudo que es ser revolucionario en su cutre salón de IKEA, mientras nos pedían financiar sus medios independientes.
He visto gente joven y no tan joven acudir a las redes sociales en busca de esa « revolución de la amistad » y postear eslóganes, aforismos, ideas basadas en lecturas antes solo balbuceadas por los « profesionales de la revolución », interiorizando estas nuevas perspectivas los primeros y entendiendo por dónde iban los tiros… pero siempre aparecía el aguafiestas de turno del comunismo objetivo y racional que no tardaba en humillarlos por no utilizar debidamente el término neoliberalismo o colonialismo o vaya usted a saber qué.
He visto con horror, como escribió uno de los pocos pensadores que no se ha bajado del tren en marcha, convertirse a la izquierda revolucionaria en la vanguardia del civismo, es decir, del controlismo. No se me olvidará esa manifestación antifascista en Madrid respetando « la distancia social de seguridad » o a compañeras y compañeros que teorizaban sobre burkas y chadores no quitarse la mascarilla ni para ir a cagar.
Esto ha sido quizá lo más grotesco, cuando jamás enseñar un rostro fue tan necesario, ver al sujeto revolucionario cubrirse hasta las cejas... y es que como alguien escribió en una red social, no hay nada más coñazo que el sujeto revolucionario, ridícula expresión que le va al pelo a esta personalidad ridícula.
Pero lo más estrambótico ha sido escuchar a estos vates de la vanguardia intelectual de la « izquierda de verdad » llenárseles la boca con la palabra ciencia y darnos el coñazo un día tras otro sobre la importancia de inyectarnos el suero de la multinacional farmacéutica más condenada de la historia de la medicina. Mientras, había que soportar con infinita paciencia sus lecciones sobre la buena utilización de los términos del materialismo histórico, estos bocazas, no hacían más que repetir las estupideces de los medios de comunicación que antes despreciaban. Los ejemplos más infames de esta mediocridad ambiente entre nuestros rangos han sido el de ese rapero hortera del levante español o el del otro célebre reportero parisino de la revolución que afirma amar « el olor del gas y de los lacrimógenos por la mañana », no olvidaremos y no perdonaremos la soberbia y el peñazo que nos dieron.
Algo se ha puesto en marcha, algo de verdad quiero decir, y por verdad no nos referimos a ese término filosóficamente escurridizo; sino que ante esta morbilidad de los tiempos, los cualquiera, nos hemos hecho presentes y apostaremos con errores y torpezas por otras maneras de vida. Teoría del no entender, del no saber «y quédeme no sabiendo », de forma que el que en un simple modo de razón no entienda pueda encontrar, no entendiendo, más hondo y dilatado espacio para existir.
Y por cierto, a los guaperas y bocazas de la revolucón, no sean tan pelmazos.